Por RAFA BALBUENA. (Periodista).

         En un momento como el actual, en el que abundan las fuentes de información -lo que en sí mismo es muy positivo- a veces hace falta contextualizar los datos poniendo en práctica un ejercicio viejo como el mundo, pero que sigue siendo tan útil como el primer día: cotejando la marea de datos disponibles. Y en el caso del último terror social desatado a gran escala, léase el Coronavirus, lo cierto es que no se necesita mucha formación académica para ubicarse. El texto que sigue se basa en un ejercicio matemático de 6º curso de Educación Primaria, lo que por otra parte es bastante ilustrativo tanto en el planteamiento como en las conclusiones de ello derivan.

Veamos: a tenor del titular de Europa Press de ayer miércoles 11 de marzo, «El coronavirus deja cerca de 120.000 personas contagiadas y 4.285 muertos en todo el mundo», podemos deducir que el virus COVID-19, que ha cruzado en cuatro meses el 95% de territorios habitados del planeta, ha afectado hasta este momento a unas 120.000 personas, lo que supone un total del 0,002% de la población mundial (6.000 millones). Y de esas 120.000 personas han fallecido 4.285, es decir, un 3,57% del total de infectados.

Teniendo en cuenta que el coronavirus no es una enfermedad incurable, ni tampoco mortal de necesidad en individuos sanos, y sin olvidar que hay que tomar medidas básicas de protección (es decir: HIGIENE en LAS MANOS y LA CARA, que es por donde entra el virus), las cifras aportan una visión del tema interesante, sobre todo respecto al terror que genera tanta campaña apocalíptica de «información y alerta».

Y recordando que ancianos, enfermos cardíacos y quienes padezcan problemas respiratorios son especialmente vulnerables al virus (los llamados factores de comorbilidad), y que ellos deben extremar las precauciones (evitar masificaciones de gente y observar al máximo las medidas de higiene antes dichas), las tasas globales que manejamos ahora sobre la incidencia del Coronavirus indican:

A) Que de momento ha muerto por su causa un 0,000007% de la población mundial (Sí: el 0,000007 por ciento)

B) Que atendiendo a estas cifras y su margen de variación en estos cuatro meses (que incluyen en su estimación el promedio más alto de muertes en las zonas de máxima incidencia de contagios: Wuhan, China), se prevé que resistirán la enfermedad unos 5.988 millones de personas. O lo que es lo mismo, según las estimaciones menos optimistas sobrevivirá un 96,43% de la población mundial.

(Nótese, por una vez, que no hemos mencionado las cifras de mortandad que traen el cáncer, la gripe o el Ébola. Ni tampoco la cirrosis, los infartos, los accidentes de tráfico, las sobredosis tóxicas -incluyendo comas etílicos-, el tabaquismo, las guerras o los asesinatos violentos que cada día ocurren en el mundo)

Así que, en conclusión sobre este terror apocalíptico que se apodera de las personas (acabando de paso con las existencias de mascarillas de cirujano y convirtiendo este marzo en el agosto de los supermercados), quizá habría que preguntarse si el problema de fondo está en si somos vulnerables a la enfermedad… o si realmente lo somos más a otra clase de amenazas, más escondidas en nuestro interior. Por ejemplo, a perder algunas seguridades y estabilidades que hasta ahora dábamos por supuestas.

Dicho de otro modo ¿tenemos miedo solo al virus? ¿O será que con la excusa del virus está saliendo a la superficie el miedo olvidado a otras cosas?