Por JULIA MESONERO.

Decir que Miguel Rellán es un “actor total” no es recurrir a la frase hecha ni al halago fácil sino al término que mejor le define, porque tras una charla de hora y media con él, hablando de lo divino y lo humano, una se da  cuenta de que está frente a una especie de actor completísimo, casi en extinción:  culto, nada pedante, vocacional, reflexivo y magnífico conversador.

 Su gran amor es el Teatro, donde  ha interpretado a los  grandes tanto  clásicos  como contemporáneos:  Calderón, Chéjov, Lope, Quevedo, Valle Inclán, Bertolt Brecht, Mihura y un largo etcétera. En Cine ha trabajado a las órdenes  de Borau, Saura, Camus, Miró, Cuerda, Garci… y en Televisión ha dejado su impronta en series de gran éxito  como “Compañeros”, “La Regenta” o “El Ministerio del Tiempo”.

        Actualmente está inmerso en los ensayos de su nueva ilusión: una obra de teatro sobre la vida de Farinelli dirigida por Gutiérrez Aragón en la que interpreta al mítico cantante y que se estrenará a principios de Agosto en el Auditorio de El Escorial. Después, el regreso de “Cartas de amor” en el Bellas Artes y entremedias, aún saca tiempo para impartir talleres y realizar alguna que otra intervención en Televisión.

        Tras más de cincuenta años dedicado a la interpretación, mantiene la misma frescura e ilusión del primer día en cada nuevo proyecto que emprende. No piensa en la jubilación porque como dice en algún momento de la charla, él no  es un actor con mentalidad de funcionario;  es actor.

 

Muchos actores se quejan de la falta de trabajo, pero observando tu curriculum, podría decirse que no sabes lo que es estar en paro.

  • A excepción hecha de doña Concha Velasco y alguno más. Es cierto, desde que me profesionalicé no he parado de trabajar. Pero es que en ésta vida, en todo en general, hay que tener suerte y yo la he tenido.

¿Desde el principio? Porque tu vida profesional es larga.

  • Los principios fueron muy duros, me costó mucho empezar a trabajar. Yo quería ser actor profesional y me vine a Madrid desde Sevilla con la intención de trabajar en teatro con Nuria Espert y Marsillach y en cine con Saura y claro, las pasé canutas. Hasta que me encontré con un sabio como Fernán Gómez que me dijo: “El peor trabajo es el que no se hace. Aquí hay que hacer de todo”. A partir de ahí, siguiendo su consejo no he parado de trabajar.

¿En qué momento decidiste  que querías  dedicarte profesionalmente a las Artes Escénicas?

  • En la Universidad. Yo estudiaba Medicina en la Universidad de Sevilla. Es algo que me gustaba mucho porque mi padre era médico y de pequeño me llevaba con él a pasar  las consultas en el Hospital. Cuando entré en la Facultad, sabía más de Medicina que la mayoría, de largo. Sacaba muy buenas notas, pero claro, jugaba con ventaja. Al cabo de un tiempo me metí en un grupo de Teatro Independiente, teatro de guerrilla como  decíamos entonces, porque

en aquélla época hacer a Valle Inclán o Bertolt Brecht era considerado un acto político y teníamos a los grises en la puerta. Descubrí que el mundo de la interpretación me fascinaba  y así fue como lentamente, el Teatro le fue ganando la batalla a la Medicina y como, cuando estaba a punto  de terminar la carrera, decidí abandonarla.

Tu padre se llevaría un gran disgusto…

  • No, al contrario. El veía que mi dedicación al Teatro iba cada vez a más y siempre me apoyó e incluso  animó,  a que dejara la carrera y me dedicara de lleno a la interpretación.

Volviendo a tu llegada a Madrid para ser actor profesional, ¿En todos éstos años has seguido al pie de la letra el consejo que te dió Fernán Gómez?

  • Prácticamente. En ésa máxima sólo hago dos excepciones. La primera, como diría Simone Signoret, es que yo puedo hacer de fascista en una película revolucionaria, pero nunca haría de revolucionario en una película fascista y la segunda es el cheque, porque pienso que hay que poner en valor el trabajo que uno hace. Aquí me remito a una nueva cita, la de un genio como Groucho Marx que decía: “Yo soy un actor muy caro que de vez en cuando trabaja gratis, pero barato, nunca”.

Yo hago muchas cosas gratis para gente joven que empieza y no tiene medios económicos, cortos, talleres…. Procuro ayudarles en todo lo que puedo. Pero trabajar gratis o casi,  en cine y televisión, nunca.

Al decir que sí prácticamente a todo lo que te ofrecen mientras lo paguen bien, se podría pensar que das más importancia a la cantidad que a la calidad.

  • No hay ningún profesional, sea en el ámbito que sea, que pueda decir que se siente satisfecho al cien por cien de todo lo realizado. A mí me pasa. He hecho películas reaccionarias, malísimas, en la época del destape que mejor no recordar. Una de ellas la hice con Fernando Fernán Gómez. Un día, a poco de terminar el rodaje me lo encontré en el Vips de Velázquez y le pregunté si había visto ya la película a lo que con su característica vehemencia me contestó: “¿Qué pasa, que además de hacerla la tengo que ver?”.

Con alguna de las cosas que he hecho en Televisión me ocurre  lo mismo, pero también es cierto que tanto en un medio como en el otro, tengo trabajos de los que me siento muy orgulloso.

Noto que en ésta autocritica no incluyes al Teatro.

  • ¡Ah!, es que ésas son palabras mayores. En el Teatro te echas una novia para dos años y tienes que defenderla cada día, creer en ella, conocer al autor, fundirte con el personaje. Ahí soy tremendamente escrupuloso a la hora de decidir. En Cine y Televisión, de alguna manera, todo es mentira. Repites y repites una escena, cortas y pegas… así hasta obtener el producto perfecto. En cambio en Teatro todo es de verdad. Cada día te la juegas con el público que va, que ha pagado una entrada para verte actuar y no le puedes defraudar.
  • Orson West cuando iba al cine decía: “¿Cómo lo habrá hecho?”  y cuando iba al Teatro decía: ¡¡Cómo lo ha hecho!!.

Hay  gente que dice que no va al Teatro porque es muy caro.

  • No estoy de acuerdo con eso. Lo que pasa es que en España la gente no está acostumbrada a pagar por la cultura. Yo voy bastante a Londres a ver Teatro, allí las entradas cuestan 90 libras, unos 120 Euros y está lleno. Aquí la gente, si eres actor, te pide invitaciones y si eres escritor te pide que le regales el libro que acabas de escribir. Es como si voy a la carnicería y como conozco al carnicero le pido que me regale un solomillo.
  • Sin embargo, alguna de éstas personas que no están dispuestas a pagar una entrada de teatro o comprar un libro, se gastan cifras astronómicas en una entrada de fútbol. Ésta es la realidad.

Nuestro País ha dado grandísimos actores, sobre todo en tu generación, sin embargo en algunos de los actores que empiezan, observo que sobreactúan, que no vocalizan, que apenas se les entiende…. ¿No deberían pasar antes por una  Escuela de Interpretación?

  • Llevas razón en que a algunos no se les entiende cuando hablan, porque no vocalizan, porque hablan muy bajo…. Pero la responsabilidad es del director que lo permite. La historia de la interpretación tanto dentro como fuera de España está llena de actores extraordinarios que nunca pasaron por una Escuela de Arte Dramático. Es importante, sí, pero no imprescindible. Si hay madera, la maestría se consigue con el dominio y el dominio con la repetición. Si en música repites un millón de veces los dieciséis compases, terminas dominándolos y cuando los dominas, haces lo que quieres con ellos. Andrés Segovia decía: “Cuando dejo de tocar un día lo noto yo, cuando dejo de tocar dos días, lo nota la guitarra y cuando dejo de tocar tres, lo nota el público”.
  • En otras palabras “Lo que Natura non da, Salamanca non presta”.

Las series de Televisión han venido a socorrer a muchos buenos actores que de otra manera, estarían en el paro, pero también ha tenido un efecto llamada para jóvenes que dicen que quieren ser actores sin tener cualidades para ello.

  • Hay muchas maneras de enfocar la profesión y todas son lícitas. Es cierto que, sobre todo en Televisión hay muchos chicos que vienen porque quieren ser actores, pero lo que pasa es que no saben que no quieren ser actores sino otra cosa.

¿Qué quieren ser?

  • Famosos.
  • El maestro Stalinaski cuando algún joven actor le decía: “Maestro, quiero que me enseñe a actuar”, él les decía: “Técnica te puedo enseñar, pero a crear, no”.
  • Porque claro, ¿Dónde se compra el talento, la personalidad, el carisma, la elegancia….? Con ésas cualidades se nace.
  • Yo conozco bien el medio porque he hecho mucha Televisión. Con la Televisión ocurre una cosa y es que hay que tener muy bien amueblada la cabeza porque enseguida eres conocido, algo que a algunas personas les encanta-, te pagan razonablemente bien, te recoge un coche de producción a las siete de la mañana, te llevan, te traen, te reconocen en las discotecas, y la gente joven cree que ha llegado.
  • Con la Literatura ocurre lo mismo. Se publican cosas muy malas, malísimas, pero no pasa nada, no hay que preocuparse porque al final se produce una selección natural y el propio medio va expulsando a ésta gente.

Es frecuente encontrarnos a actores magníficos encasillados de por vida en papeles de reparto y algunos primeros actores que dan pena. ¿Qué determina el encasillamiento de unos y el protagonismo de los otros?

  • El nombre y la taquilla. Yo he hecho películas con el Fary y con la Pantoja. Ellos eran los protagonistas y cobraban una millonada. No eran actores, pero su nombre llenaba las salas con un determinado público. Luego van los guapos, y después vamos los actores.

¿No crees que la Televisión Pública debería dedicar más espacio a la Cultura?. Recuerdo programas excelentes como “Estudio 1”, “Jazz entre amigos”, “Historias para o dormir”, “El Conciertazo”, retransmisiones de Ópera y Zarzuela….  Ahora todo es más light.

  • Estoy de acuerdo con lo que dices. Este tipo de programas, olvídate de verlos en las privadas, pero en la Pública si deberían existir que para eso es la Televisión Pública y debe fomentar la Cultura. Lo que ocurre, según me cuentan, es que los programadores consideran que éste tipo de espacios  tienen poca audiencia o su producción resulta muy cara  y desisten. Aún así, pienso que la segunda cadena tiene una programación muy aceptable.

¿Cuándo debe retirarse un actor? ¿Tú has pensado alguna vez en ello?

  • A todas las personas que nos dedicamos a la labor creativa, exceptuando a los que tienen mentalidad de funcionarios, sólo nos retira la salud. No hay ningún documento que lo acredite pero seguro que Velázquez se murió pensando: “No están mal las Meninas, pero a ver si me da  tiempo a …..”

Picasso se murió con 92 años y seguía pintando, Vargas Llosa que lo ha conseguido todo en la Literatura hasta el Nobel  y tiene 83 años, está escribiendo otro libro. No hace mucho coincidí en una recepción con Plácido Domingo, -otro que lo ha conseguido todo y tiene dinero para saldar la deuda externa de varios  países-, le pregunté  porqué seguía con ése ritmo frenético a su edad y me contestó: “Porque la música es mi vida. El día que deje la música, me muero”.

O sea,  hay que seguir caminando. Para ello  será fundamental tener objetivos que conseguir ¿no?

  • Tu frase me recuerda una anécdota que contaba Alberto Galeano. Estaba con su amigo el cineasta argentino Fernando Birri dando unas charlas en la Universidad de Cartagena de Indias, cuando un alumno le preguntó a Birri que para qué servía la Utopía, le dió  la mejor respuesta que se podría dar: “La Utopía es como el horizonte. Si caminas dos pasos hacia ella, se alejará dos pasos, si caminas diez pasos hacia ella, se alejará otros diez pasos y así sucesivamente porque ella se irá alejando a medida que tú te acerques. Entonces…. ¿Para qué sirve la Utopía?. Para caminar.

Pues como veo que sigues caminando,  cuéntame para terminar en qué estás metido ahora y cuáles son tus proyectos más inmediatos.

  • En éstos momentos estoy preparando una obra de Teatro que me hace mucha ilusión. La va a dirigir Manolo Gutiérrez Aragón que ha hecho una adaptación muy bonita aunque muy difícil de memorizar y muy literaria de una biografía de Farinelli escrita por Jesús Ruiz Mantilla. Interpreto a Farinelli y la estrenamos el 7 de Agosto en el Auditorio de El Escorial.
  • Después, en Enero volvemos al Bellas Artes con “Cartas de Amor”. Cuando la hicimos en los teatros de El Canal, a Julia Gutiérrez Caba le concedieron la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y desde entonces la llamo Ilustrísima.

No paras de trabajar ni en verano.

  • Es que soy actor.