Fragmento del texto de Ladislao de Arriba Azcona (Lalo Azcona), periodista y Presidente del Consejo Social de la Universidad de Oviedo como epílogo de  “La prensa que leen los asturianos” tesina escrita por José Luís Balbín y editada  por el Colegio Profesional de Periodistas de Asturias con motivo del nombramiento de Balbín como primer Colegiado de Honor.

“El Colegio Profesional de Periodistas de Asturias ha decidido nombrar Colegiado de Honor a José Luís Balbín. La iniciativa tiene muchas lecturas: es la primera vez que se premia a un compañero con este título, se inicia un camino de reconocimientos profesionales a figuras del periodismo vinculadas a Asturias, el nuevo Colegio establece un ámbito de actividad más allá de la pura representación de los profesionales y sus reivindicaciones y, lo que me parece más significativo, establece un punto de partida de exigencia y de compromiso con la excelencia.

Balbín es un periodista poco común en estos tiempos de la tecnología, los mensajes breves y los titulares atropellados. Nunca estuvo en el cotilleo (ni siquiera en el cotilleo político) ni en la ligereza que acaba siendo disculpa y pretexto para defender posiciones dogmáticas. Balbín ha sido uno de los pilares del periodismo de la transición. Y de una manera de entender este oficio que pienso está hoy oculto bajo la peor de las hojarascas, la de las informaciones frívolas, partidistas, sectarias, improvisadas. Hablar de Balbín y del estilo que imprimió a su gran creación , el programa La Clave, es justo lo contrario: es apostar por el debate de las ideas, la confrontación para convencer, la búsqueda de consensos, la pedagogía política sin sectarismo….. Estoy seguro de que muchos de los que lean estas líneas consumen, como yo mismo, las tertulias políticas actuales, los debates nocturnos en los que se ofende, insulta, se quita el uso de la palabra y las agresiones y los cuchillos dialécticos cruzan el aire del estudio.

Confieso que veo estos espectáculos y, en ocasiones, la acidez y el tono de la ofensa me hipnotizan: es un espectáculo chusco, sin rigor, pero tiene el morbo informativo de descubrir los bajos instintos de los intervinientes y, si sigo el debate como quien sigue la parada de monstruos, el show circense…. Lo que no consiguen esos contertulios es convencer. Se disputan la sal gorda del insulto o la descalificación. Pero no aportan un dato, una reflexión serena, no marcan un camino…. Pues en ese escenario es donde más se echa en falta el cuajo de aquel moderador que fumaba en pipa en el plató, y que impartía tiempos y serenidad en la discusión de cuestiones complejas y trascendente de aquel momento de nuestra historia reciente”.