GRACIAS por José Luis Balbín

La aventura literaria que comenzamos el día 1 de noviembre del pasado año llega hoy a su fin.

En un principio pensé que quizás no era el momento adecuado para inaugurar un Certamen de Microrrelatos, teniendo en cuenta las especiales circunstancias por las que estábamos atravesando con la dichosa pandemia que está arrasando con todo. Aún así, creí que merecía la pena, sería una manera de tomar el pulso al estado de ánimo de la sociedad a través de la escritura; la mejor herramienta que ha inventado el ser humano para plasmar las  emociones.

Tengo que confesar que me he visto gratamente sorprendido por la repercusión y el alto número de participantes que ha tenido la convocatoria. Se han recibido 658 microrrelatos llegados no sólo de España; también de Francia, Alemania, Italia, Canadá, Polonia, Suecia, Bélgica, Argentina, Colombia, Cuba, Paraguay, Chile, Perú…

Han sido dos meses intensos de lectura de textos y un mes de enero de apasionante deliberación ya que la alta calidad de  muchos de los relatos, nos ha puesto difícil la selección.

El objetivo está cumplido. El drama de la migración, la violencia de género, la soledad de los ancianos en tiempo de Covid, el deterioro del Planeta, el bullying y el pasado presente y futuro del periodismo han sido los temas mayoritariamente abordados por los concursantes. Gracias a todos ellos por participar en éste Primer Certamen y enhorabuena a los premiados.

Quiero dar las gracias a María D. Alba, Iván de Tena y Javier Grela por su generosa aportación para que el engranaje del proyecto saliera perfecto de principio a fin. A la Fundación Cajastur-Liberbank por patrocinar el Premio. Y como no, mención de especial agradecimiento a los miembros del Jurado que, siendo personas con altas responsabilidades, no dudaron en aceptar la propuesta de acompañar en esta aventura a su amigo.

El fallo del Jurado es el siguiente:

GANADOR: Rafael Álvarez-Balbuena García

¿SABE? YO VINE ACÁ POR OTRO TRABAJO

Mediodía de verano. Bar de comidas. Cuenca Minera. Entra él por la puerta, voceando bravucón, siempre haciéndose notar. Hombre de cincuenta y muchos, estatura media, barriga emergente y coronilla que ralea. Viste polo planchado del saurio y pantalón de marca, en combinación imposible de colores, con los inevitables mocasines baratos-pero-cómodos. Y calcetín de un color lejanamente familiar, quizá porque ya ni se estila ni se fabrica. Tópico del prejubilado con prebendas sindicales saliendo al vermú.

Detrás de él, como todos estos días, ella. Pelo largo y negro, rasgos exóticos, tez de siena y ropa barata pero llamativa. Ella habla menos, más bajito, con acento latino. Él pide su comanda y toman asiento en la barra, bajo la televisión. Él alardea de hombría y presume de “conquista”.

Protesta airado por nimiedades y habla -a gritos- de cerveza, fútbol, política, coche, mujeres, billetes, noches. Copa de vino en mano, fanfarroneo permanente. Ella empieza a acariciarle cadenciosamente la espalda por debajo del polo, mecánicamente, sin reparos y también sin ganas: lujuria triste. A veces sonríe, pero mira alrededor con cautela, como temerosa.

Cuando él sale a fumar, ella aprovecha para beber de su copa y picar de su tapa. Ella no tiene consumición.

 

SEGUNDO CLASIFICADO: Iñaki Telleria Lázaro

BARRO

Miedo al acostarme, miedo al dormir, miedo por la noche. Miedo al despertar. Miedo al sonar el despertador, al escuchar el inicio de un nuevo día. A mamá no le importa que a papá le dé igual. El estómago cerrado, la mochila un poco abierta. Vestirse, salir, llueve un poco, no podrán conmigo (¿pero qué digo? Ya me han vencido), un paso más, otro.

El miedo es fiel compañero de viaje.

Las caras de los profesores, distantes, compasivas. No quiero distancia ni compasión, necesito soluciones.

Se dibuja el colegio a lo lejos, ya tiemblan las piernas.

A medida que me acerco las risas, los gritos, la lluvia, las prisas, la estridencia, el miedo de nuevo. Nadie repara en mí de momento, bien. Agacho la cabeza, me hago pequeño, otra vez vencido, avanzo.

Entro despacio, en silencio, rodeado de ruido, sólo yo callo. No miro, pero sé que me señalan. El miedo avisa. Ahí vienen. Llega el empujón, el insulto y la carcajada. Al suelo. Alguien me escupe, otro graba. Se llevan mi mochila, la abren, todo al suelo. Me pisan, pisan mis cosas, las rompen.

Se van, ya no lloro nunca, es sólo miedo.

Mierda.


ACCÉSIT: Belén Rodríguez García

 

LA HUIDA

– Y ahora, ¿podemos mirar por la ventanilla, mamá?

Me alargas con cuidado el bote con las cáscaras de los pistachos que has merendado.

– Y contamos los aviones, ¿vale?

Yo asiento escondida detrás de las gafas de sol mientras te doy la botella de agua que hemos comprado en la estación. Tú bebes, me la devuelves y pegas la nariz al cristal.

– ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cinco!

– Cuatro, cariño.

– Cuatro, lo siento.

Me miras con insistencia, como tratando de escrutar algo que te diga que las cosas ya están bien, que ya podemos hacer ruido, equivocarnos. Yo me trago las lágrimas para sonreírte y te invito a sentarte encima de mis piernas. Tú lo haces casi de un salto y gritas “¡mira mamá!”. Entonces me coges la cara con las dos manos para que yo también vea el cielo.

– ¡Mira ese qué cerca está! ¡A lo mejor es el nuestro!

Y yo miro, sin apenas ver con el ojo que no tengo hinchado, dejando que las lágrimas se derramen ahora que no me miras, apretando el bolso donde llevo los billetes del vuelo que nos llevará a donde él no nos encuentre jamás.

FINALISTAS:

Neus Pallarés Casals | Título: PILAR
    María Eugenia Bertone | Título: ANNA POLITKÓVSKAYA. CORRESPONSAL EN CHECHENIA
Franz Kelle | Título: LA TUYA
Miguel Ángel Romero Fernández | LÁGRIMAS DE TINTA
Fanny Isabel Páez | Título: PERIODISMO VS. SENSACIONALISMO
Adrián Inchausti Ibáñez | Título: CARTA DE ELLA
José Ramón Alonso Belaustegui | Título: LA SAGA DEL CORRESPONSAL