Julio AnguitaPor JULIO ANGUITA.   

 “El PP terminará absorbiendo a Ciudadanos porque el original siempre termina por imponerse a una supuesta alternativa que no ha parado de mutar”.

El primer documento que mencionó la palabra Transición refiriéndose a España es uno realizado por los servicios secretos de EEUU en 1945. Considerada la Península Ibérica como vital en los inicios de la Guerra Fría, el Departamento de Estado desarrolló una estrategia para que tras la desaparición de Franco hubiese  una transición pacífica y ordenada a una monarquía apoyada en dos partidos denominados provisionalmente: socialista y democrático. Dicha estrategia excluía en consecuencia, la apertura de un proceso constituyente auténtico.

Consolidado el bipartito a partir del 1982, éste ha ido alternándose en el poder hasta hoy si bien ha habido algunas variaciones notables, aunque no decisorias para alterar el estatus, Veamos.

En las elecciones de 2015  el PP obtuvo 123 escaños y el PSOE 90. Ambos partidos quedaron muy lejos de la mayoría absoluta al aparecer Podemos con 69 diputados y Ciudadanos con 40. Sin embargo la suma de PP y PSOE daba un total de 213 diputados, es decir más de los 3/5 necesarios para  cambios constitucionales de menor calado. Sin embargo la aparición emergente de Podemos y Ciudadanos parecía indicar el comienzo de una nueva época sin bipartito.

Los resultados de las Generales de 2016 fueron los siguientes para las cuatro fuerzas ya mencionadas: PP 137 escaños, PSOE 85, Unidos Podemos 71 y Ciudadanos 32. El bipartito seguía teniendo en total más de 210 escaños y parecía que la cariátide derecha del edificio de la segunda Restauración borbónica, el PP,  aguantaba mejor los envites de su rival por el espacio, Ciudadanos que la cariátide izquierda, el PSOE, los de su más cercano rival, Unidos Podemos.

Tras la Moción de Censura que llevó a Sánchez al Gobierno, han tenido lugar las Generales del presente año. Recordemos los resultados de las fuerzas ya mencionadas. PP 66 diputados, PSOE 123, Ciudadanos 57 y Unidas podemos 42. El bipartito queda a 21 escaños de los necesarios para determinados cambios constitucionales pero la actitud y Ciudadanos ante esta cuestión, refuerza la idea central del bipartito: no modificar en absoluto el estatus legal, salvo órdenes de la Unión Europea como ocurrió en el año 2011.

Tras estos últimos comicios la situación de los dos protagonistas el bipartito parece haberse invertido;  ahora es el PSOE el que se distancia de Unidas Podemos mientras que el PP solamente aventaja a Ciudadanos en 9 diputados. Sin embargo y tras las elecciones municipales y autonómicas, todo parece volver a su cauce. El PP se consolida gracias al apoyo de Ciudadanos y Vox y el PSOE confirma su recuperación con un ligero pero importante avance. El bipartito ha resistido y parece que va a reeditar una nueva época de estabilización del sistema. Las razones de esta afirmación son más que obvias. El PP terminará absorbiendo a Ciudadanos porque el original siempre termina por imponerse a una supuesta alternativa que no ha parado de mutar, desdecirse y lanzar un discurso inane, vacío e hiperbólico que, además, ha sido contradicho en la práctica de cada día.

El problema desde la izquierda es de otra índole y que ya tiene un largo historial. Unidas Podemos, universo político formado por diversas siglas según fuerzas integrantes y según territorios tiene un peso específico mucho más consolidado en la izquierda que Ciudadanos en la derecha. Sin embargo tiene en su seno dos líneas de pensamiento y acción contradictorias entre sí. Por una parte no ha terminado de escapar de la órbita gravitatoria del PSOE y por otra lo intenta, pero sin organización, paciencia y horizonte programático ligado a lo real inmediato. Solamente su escapa a atracción y funda una organización de base democrática horizontal con una propuesta programática que aborde la crisis económica, social, cultural, ecológica, energética y ética que ya se ha instalado entre nosotros, podrá hacerlo. Y junto a ello una idea que nunca debe olvidarse: la izquierda debe reafirmarse en las urnas, pero el camino que lleva hacia ellas es muy distinto al de las demás fuerzas políticas y sociales.