Por MARGIT MARTÍN.

Periodista.

Arturo celebró el pasado 21 de febrero 90 primaveras, pero nadie lo hubiera dicho por su aspecto. Presumido, coqueto y elegante, parecía haber hecho un pacto para quedarse en unos más que atractivos 70 años, como mucho.

Prácticamente estuvo subido a las tablas hasta el último momento. El 17 de marzo, el escenario del Teatro Campos Elíseos de Bilbao, fue testigo de la última función de Arturo Fernández. Había estrenado Alta Tensión en octubre de 2018 en el Teatro Amaya de Madrid y estaba de gira con la obra. Carmen del Valle, actriz asturiana compañera de reparto, confiesa que esa tarde Arturo no estaba bien, ya estaba enfermo, pero salió a escena y lo dio todo. Sus más íntimos se dieron cuenta de que era la última vez que el actor se subiría a un escenario, el público es imposible que se percatara de su mal estado.

Arturo Fernández Rodríguez había nacido en Gijón en 1929. Tras la Guerra Civil, su padre tuvo que salir que España por su condición de anarquista. Nuestro actor se viene a Madrid en 1950 y aunque su intención no es dedicarse a la interpretación, comienza a trabajar como figurante para ganarse la vida. También toma contacto con el teatro, de la mano de las compañías de Conchita Montes y, más tarde, de la de Rafael Rivelles. Poco a poco va teniendo pequeños papeles hasta que en 1957 protagoniza su primera película: Distrito Quinto, dirigida por Julio Coll.

Hasta 1970 su actividad en el cine en profusa, protagonizando numerosos largometrajes, incluida La Tonta del Bote (1970), que dio a conocer a la también desaparecida Lina Morgan (1936-2015). Aunque a partir de entonces su presencia en el cine disminuye, su actividad en el teatro no cesa y es protagonista de varias series en televisión.

Su trayectoria profesional le hace merecedor de distintos galardones: el premio Micrófono de Oro de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión en 2003 y 2011 . En 2012 recibe el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en la categoría de Teatro, además del premio Alfonso Ussía en la categoría de Personajes del año.

Arturo nunca participó como invitado en los programas de LA CLAVE de José Luis Balbín, pero ambos eran amigos desde jóvenes. Balbín le profesa un gran cariño y son incontables las inolvidables y divertidas veladas que compartieron.

Distintas personalidades de todos los ámbitos de la sociedad se han mostrado apenados con la noticia de su desaparición y, a pesar, de que el actor asturiano nunca ha escondido sus simpatías políticas, representantes de todas las ideologías han destacado su buena educación y su saber estar en todo momento.

Desde aquí, queremos sumarnos al homenaje y enviar nuestro más sentido pésame y un cariñoso abrazo a su familia y amigos. D.E.P.